Salgo de la muestra fotográfica del Teatro San Martín.
Tomo el subte. Linea B, 22hs.
Pasa un músico. Pasa un segundo, mas habilidoso este.
Pasa una mujer. Hebillas invisibles y colitas negras. $2
Pasa un pelirojo de no mas de 10 años.
Nos canta.
Nos canta como quien canta desganado, rutinado, distraido, aunque seguramente sea mas complejo describirlo; sea hambre, imposibilidad, o un desgano para responderle a una indiferencia.
El subte llega a Lacroze y el colorado esta acabando de recorrer el vagon.
"Colaboren señores, que tengo 20 hijos que mantener" comenta al aire.
El vagon sonrie, entre risas incomodas y carcajadas indecentes.
Y aunque el acto repunta sobre el final, el resultado es el mismo; muchas risas, pocas monedas.
Una frase X, de un ámbito X.
¿Confesa burla de algo que sabe no es, o sincera practica de algo que ve venir?
Un asistente social que analice la situación, y alguien, cualquiera, que me diga de que nos reiamos (incluido), a que nos acostumbramos y que nos estamos haciendo.